miércoles, 25 de febrero de 2009

ENFERMEDADES DEL MUNDO (MODERNO Y ANTIGUO)

1º Parte: De las cavernas a Roma


La parafernalia de “equivocarse es bonito” está harto quemada, porque en el fondo queremos tener razón. Estamos diseñados para eso y cuando no la tenemos nos sentimos mal. No es una cosa nueva, Festinger tiró unas cuantas líneas sobre el asunto y le puso nombre y apellidos a algo que ya se sabía desde siempre, la disonancia cognitiva. De algún modo, nos vino a decir que si actúo de una manera y pienso de otra, al final cambio mi forma de pensar o cambio mi forma de actuar para ser congruente y dejar de sentirme mal conmigo mismo.

La marca de agua sobre los folios en que está escrita toda la psicología social es la misma, el sentido común. Se basa en operativizar variables que todos hemos experimentado alguna vez y obtener los resultados que responden a lo que ya se esperaba que ocurriese, utilizando la empatía más sincera y echándole un poco de imaginación.

Probablemente, el hombre de las cavernas también se sentía mal cuando perdía una presa por anticiparse en el lanzamiento de su jabalina rudimentaria. No pensaba en que la próxima vez sería más cauto y templaría para dar en el blanco, sino en que no sabía cuando iba a poder comer…y quizás los otros le harían pagar su error comiéndoselo. Por suerte hemos evolucionado. Si bien, hay un punto de equilibrio en el que es difícil mantenerse. No es justo matar a alguien por un error de cálculo (como tampoco lo es para el resto dejarle seguir siendo la punta de la flecha - ojo no vaya a deprimirse- mientras se pasa hambre).

Lo cierto y verdad es que en la teoría es fácil ser benévolo y utópico, comprometido y solidario, comprensivo y diplomático…sobre todo cuando son otros los que pasan hambre. En la práctica cuesta más trabajo y por eso siento un profundo respeto y admiración por aquellos que lo hacen. Tanto como desprecio por los que vociferan su solidaridad y tolerancia y realmente no hacen nada por los demás. Una verdadera piara de arribistas, trepas y manipuladores a los que ya retrataré llegado el momento preciso. Inútiles e incapaces, a fin de cuentas, empujados a arrastrarse en campos obtusos y farragosos como la política.

Todo cambio pasa necesariamente por una acción para materializarse. Y una acción, no siempre puede disiparse en dulzuras y divergencias que no quieren contrariar a nadie, sino que a veces prima la eficacia. Esto disgusta a muchos, sobre todo a los más inútiles, pero es necesario cuando de verdad queremos ayudar. De ello depende, por ejemplo, que otros cavernícolas (y sus mujeres y sus familias y las familias de sus familias…) coman o no.


Sin lugar a dudas, hemos evolucionado mucho porque nos sentimos orgullosos de no ser cavernícolas. Queremos parecernos lo menos posible a ellos, que vergüenza parecerse a un cavernícola por Dios santo… Y sin embargo, no hemos dejado de hacer cosas horribles que ellos hacían todo el día: comer, comer, comer, rascarse, tirarse pedos e ir de vacaciones, ¡QUE HORROR! ¿Por qué nadie se queja de eso?

Seguimos evolucionado, en lugar de hacer justica por vías de Hecho, hemos dado el poder a esa cosa llamada Estado (que a algunos parece que les da alergia escribir) para que la administre en nuestro nombre por vías de Derecho. El Estado acaba siendo una palabra fea. Es fea, porque debe serlo y no es “guay” hablar del Estado. El Estado nos pone multas, nos hace pagar impuestos, nos coacciona y nos jode con sus importunos retrasos (sangrantes en la mayoría de los casos, como en las ayudas o becas o la celebración de juicios), pero tenemos eso o la ley de las cavernas… Incluso negar el Estado es asumir que existe. Por cierto, ¿Os habéis percatado alguna vez lo poco que se usa la palabra “Estado” en los medios de comunicación? ¿Ocurre lo mismo con el término “autonomía”? Por mera curiosidad, en Google aparecen aproximadamente 949.000 entradas si buscas “NOTICIAS AUTONOMÍA” frente a las 272.000 al hacer lo propio con “NOTICIAS ESTADO”… Esto da una idea aproximada sobre lo anterior, por cada vez que aparece una noticia de estado publicada, aparecen 3,5 noticas de autonomía… Quizás así se pueda calcular la fórmula aproximada de la velocidad a la que nos disgregamos.

Somos democráticos, somos tolerantes, usamos el talante en vez de la discusión (y ni que decir tiene de esa cosa abominable llamada imposición), discriminamos positivamente si hace falta aunque conlleve una agravio comparativo que contradice el espíritu mismo de la ley y los principios fundamentales en los que debería basarse, si con tal de ello somos –o parecemos más bien- más correctos y podemos seguir con el circo.

Una cosa importante que aprendí en uno de mis viajes es que el mundo es el mundo y lleva mucho más tiempo que nosotros funcionando. El circo, por ejemplo, ya existía antes, hace más de 3.000 años en Mesopotamia (seguramente tenga aún más y lo inventaran los chinos antes, pero los friki-historiadores de wikipedia son americanos). El caso, es que empezó siendo una herramienta para animar la festividad y preparar a los guerreros, pero no tardo en convertirse en un espectáculo político. El Anfiteatro Flavio es el ejemplo más simbólico y conocido por todos… El Coliseo de Roma.

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