martes, 18 de diciembre de 2012
El Último Boy Scout
lunes, 13 de febrero de 2012
Hank y Karen
Hank.
Simplemente percibe lo que otros no diferencian. Y eso no pasa inadvertido por la intuición de las féminas. Con todo, sólo ama de verdad a Karen. Es un milagro y una maldición al mismo tiempo.
Sabe que debe dejarla libre pero no puede desprenderse completamente de ella. Hay lazos invisibles que sólo se entienden desde el misterio. Más largos que una vida humana y enlazados PRSMPR. Aún así, sabe que el daño y la rabia de Karen nunca les dejaría librarse de la culpa ni del peso de esa carga, así pues se aleja para poder y dejarla respirar.
Hay tres verdades que evitan el hundimiento total de Hank, a la vez que le mantiene en el filo del abismo:
1) No siempre es bueno alcanzar tus sueños…sobre todo cuando los pierdes después.
2) A veces, debemos hacer cosas imperdonables para seguir viviendo.
3) Es mentira que el tiempo lo cura todo.
Con estos mandamientos, Hank no va ninguna parte… tampoco lo pretende. Es un niño que cogió su pelota, se fue a su casa y ya no quiere jugar con nadie. Simplemente, no tiene más objetivos que cumplir pues se disiparon las metas. Su engaño fue creer que no importa lo malo, lo desastroso o la mierda o los errores que cometas, porque acabarían volviendo. Pero el corazón humano es más parecido a la madera que al diamante…vivo y en continua transformación, lleno de cicatrices con el tiempo y de marcas que nos dicen quien somos. Puedes sacar los clavos, pero quedan los huecos.
Karen.
Todas las mujeres tienen algo que las hace bellas y únicas. Por eso mismo no se pueden comparar. De todas, Karen es la primera. Y la única verdadera para Hank.
Los ojos le brillan como a ninguna otra y su corazón puro, es el único Oasis donde encontrar
Es la amiga, la amante y la madre. Supongo que de ese instinto, brota la devoción ciega que Hank siente por ella. Como mujer, ama y amará siempre a Hank. Le ama, pero se debe a su descendencia y también, a ella misma. Culpable o no, se comió el corazón de nuestro protagonista. Le robó su “siempre jamás” y le encendió el espíritu como nadie más podrá. Ella también tiene sus sueños propios y una risa que despierta a la primavera.
Su alma alegre es capaz de hacer volar a cualquier hombre y sólo uno de sus besos, enamora al mismo diablo. Dulce y picante, una fuente de energía y una hechicera que embruja para alcanzar las más lejanas estrellas…con o sin disfraz de gatita.
viernes, 20 de enero de 2012
Previously on Californication
Un buen amigo me acusó una vez de escribir siempre sobre lo trascendente y profundo…y sugirió que eso llega a empalagar. Bien es cierto que no puedo escribir sobre telebasura o asuntos del cotilleo del bar de su casa, porque desconozco de esto tanto como un Talibán sobre el maridaje del vino con el jamón, así que voy a hablar de series.
En los últimos años, la gente ve series y las comenta. Al igual que juega al padel o escribe en una red social, son temas de moda que crean afinidad entre personas. También retos que dejan en entre dicho su nivel intelectual, pero no voy a entrar en eso por ahora.
Reconozco que he empezado a ver unas cinco o seis series, pero sólo hay dos que realmente me han llamado la atención. Californication, que he seguido desde el primer al último capítulo y Los Soprano, que aún saltándome episodios, he seguido hasta el final.
Comentándolas con otras personas, me he dado cuenta de que tienen algo en común. Son las únicas dos series que van dirigidas casi exclusivamente a hombres. Prueba de ello, es que la mayoría de los guionistas (creo que todos en Los Soprano) son hombres y que muy pocas, o casi ninguna mujer, han seguido realmente alguna de las dos series. Las ven, se quedan con lo más estrambótico y se ríen de los chistes fáciles, pero ya está. Muy pocas o ninguna amiga, entiende realmente porqué Tony Soprano le regaló un BMW a su mujer, después de tirarse a la vendedora del concesionario…o porque la emprendió a golpes con la casa cuando no pudo “consumar” con la psicóloga… Sin embargo, incluso el más trascendental de mis amigos, sonríe al recordar estos capítulos…y sabe bien de lo que hablo.
Como no quiero extenderme demasiado, sólo voy a comentar Californication, la única que he visto completa y para qué negarlo, mi favorita de las dos.
Al buscar información sobre el argumento en Wikipedia o canales aún más serios, aparece el denominador común de un escritor que está cayendo en la espiral de un mundo de drogas, alcohol y sobre todo sexo, mucho sexo… pero creo que todos esos críticos mediocres están muy equivocados.
A decir verdad, para mi es la serie más romántica que he visto nunca. En mi opinión, la serie trata sobre el amor, amor de verdad, desde el punto de vista de un hombre, de un hombre de verdad. Hank Moody, el protagonista, es el hombre más afortunado y más desgraciado del mundo. Lo es, como sólo unos pocos hombres pueden llegar a serlo. Hank encontró el amor de su vida.
Cuando encuentras el amor de tu vida, eres consciente. No he dicho que lo sepas o que lo sientas, simplemente, eres consciente de ello. Cuesta explicar lo que no abarcan las palabras, pero a lo que más se puede parecer es a encender la luz cuando estás en penumbras, o a encontrar algo que realmente necesitabas y ni siquiera sabías que buscabas, pero al fin te completas. La consecuencia, es que cuando esto ocurre, simplemente, te defines.
No obstante, esto no significa necesariamente que las cosas deban salir bien. De hecho, Hank pasa las primeras temporadas persiguiendo a la mujer de su vida para volver con ella a toda costa. Lo hace porque la quiere y la quiere de verdad. Todo el mundo se queda en la parafernalia, que al final es lo que vende. La mayoría sólo quiere ver a la nueva tía que va a tirarse Hank (y son mujeres espectaculares en general). Se quedan con eso, con las escenas en que esnifa cocaína sobre el trasero de una prostituta o la mamada que le hace una monja en sueños, claro está, en los dos primeros minutos de rodaje. Pero insisto, esto son sólo detalles nimios y sin importancia porque Hank hace lo que debe hacer. Remarco que Hank es sólo un hombre y justamente hace lo que un hombre de verdad piensa en situaciones como las que se le van presentando.
Poco a poco, su personaje continúa perdido en algo que ni el mismo comprende bien. Ama a su mujer, (¿exmujer?), y lo hace como sólo alguien que ha visto la luz puede hacerlo. Parte de una certeza, y es que la persistencia unida al amor verdadero es capaz de lograrlo todo. O casi. Así, consigue que su mujer deje a su actual pareja en el altar para volver a él… pero a su vez, se enfrenta a la cruda realidad humana.
Cuando has dañado a alguien, no puedes hacer que esos sentimientos vuelvan a ser lo que eran. Por supuesto que ama a su mujer, pero acaba tomando conciencia de que estará mejor sin él, porque además de no poder darle los sueños que ella tiene, su naturaleza salvaje le hace daño. Y entonces, comprende que debe alejarse para que ella vuelva a ser feliz…porque ella podrá volver a hacerlo.
Entre tanto, Hank intenta seguir con su vida. Se aleja, busca estar tranquilo y cómo no, continúa su espiral de sexo, alcohol, drogas…y en eso se quedan los estúpidos críticos, que además le tildan de egoísta. Nadie entiende al hombre. Hank sólo sigue adelante, porque es lo único que puede hacer para que su mujer sea feliz de nuevo. Él entiende que querer de verdad implica anteponer al otro incluso a uno mismo. Vive y actúa como lo hace para no hundirse. Un perro viejo sin trucos nuevos. Un príncipe azul con una princesa cedida a reyes más ricos, en fortalezas donde ella y lo que la rodea esté a salvo.
Hank Moody… un hombre realmente enamorado.